Tu, amiga mía
que ves de mí más allá de mi memoria,
en qué lugar dejé mis agonías?
dónde abandoné la historia?
Díme, si es que lo sabes,
con qué crueldad ajena desdibujé el pasado.
Dónde encontrar las huellas que tanto he pisado?
Tu, amiga mía díme,
si es verdad lo que no tengo cierto,
que mis temores me arrinconan el alma,
y siento el corazón como un desierto.
Díme,
con la expresión sincera,
qué motivó esta circunsferencia abstracta
que me estrangula el sueño y me arrebata.
Dímelo, amiga, sin más peros,
sin más dudas, pero dímelo en silencio,
con una mirada desnuda,
cómo fue que me perdí en la vaguedad del tiempo,
cómo es, que lo que amé, ya no lo tengo.
Y lo más importante, amiga mía,
señálame el lugar para volver a ser la mujer
que hoy no me siento.
Dáme la mano fuertemente,
acobíjame los miedos,
dáme esa fuerza innata del afecto mas sincero,
y si es también posible dáme el aliento.
Que en mi desesperada vida, vivo sufriendo.
Que cada carcajada ahoga un tormento.
Que el llanto que me fluye, tan sólo es viento.
Tu, amiga mía siempre intuyendo,
siempre al compás de mi desacierto,
mírame de frente y házme saber que aún no he muerto.
Mírame y con una voz que no me endulce, díme cómo regreso.
Y si no puedes verme, porque involucro tus sentimientos... simplemente, y con ese don que tienes para saber lo justo en el momento, dáme el empujón que necesito, para intentar nacer de nuevo.